sábado, 12 de enero de 2013

Una verdad incómoda

Una verdad incómoda es un proyecto de Al Gore, el que fuera candidato a la presidencia de los Estados Unidos y que anteriormente trabajó estudiando datos que confirmaran el cambio climático. 

viernes, 11 de enero de 2013

Enséñame la lengua y te diré que comes

niños-lenguaLos niños que siguen una buena alimentación, rica en frutas y verduras, y, por tanto, hacen una digestión correcta, tendrán una lengua sana y limpia. Es decir, será de color rosa y, además, desprenderá buen aliento. Una lengua sucia, "completamente blanca o con una capa marrón y con mal aliento indicará que algo está pasando en la digestión y alimentación de los alimentos", dice la pediatra Ma. Teresa Bravo, directora docente de la Academia Medicohomeopàtica de Barcelona.
Por este motivo, los pediatras siempre miran y observan las lenguas de las criaturas, porque son un escáner. "Una lengua gruesa, que tiene marcadas los dientes, indica que puede haber una infección, problemas en el intestino". Si los pequeños tienen algún tipo de alergia, o incluso una atopía, "tendrán una lengua geográfica, que se denomina de esta manera porque hay una mancha roja y un entorno de color blanco". Aparte de los tipos de lengua, sucia , limpia, dentada o geográfica, también hay otros indicadores externos de una mala alimentación, "las caries, la barriga hinchada y problemas en la piel".
Sea como sea, la clave de todo es la alimentación. "Me encuentro muchos padres que me cuentan que los niños no quieren comer verdura. Y yo les digo que la necesitan y, por tanto, la tienen que comer. En este sentido, el cocinero Joan Roca, padre del Marco, de 14 años, y de la Marina, de 7 años, comenta que a él también le costó que sus hijos comieran verduras, pero ha encontrado una estrategia para atrevieran a probarla y, finalmente, comerla. "Preparamos conjuntamente la cena. Y a ellos siempre les encargo alguna tarea importante para que podamos cenar. O bien pelar patatas. O bien pelar zanahorias. O limpiar la lechuga. incluso remover la cazuela ". El caso es implicarlos.
Además, el cocinero, galardonado con tres estrellas Michelin, también recomienda que los padres hagan con las criaturas todo el proceso: primero que vayan al mercado, Joan Roca va los sábados por la mañana con sus hijos, y luego llevar toda la compra juntos en casa. "Al mismo mercado de Girona, me he encontrado que es acaba atrayendo alguna fruta o alguna verdura que, en casa, no habían querido probar".
Por su parte, la cocinera Carme Ruscalleda explica trucos para que los niños coman pan con tomate, "que a veces me encuentro que no les gusta, cuando la combinación del pan con el tomate es sanísimo". El truco consiste en que ellos mismos lo preparen . Que corten el tomate, que el "suquin" por encima de la rebanada de pan, que pongan el aceite, "en forma de círculos, y que, mientras lo hagan, que vayan diciendo lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado y domingo ". Si los niños manipulan los alimentos, se les acabarán llevando a la boca.  Comenzar con el pan con tomate es un buen primer paso.

Fuente: http://www.etselquemenges.cat/fills/ensenyam-la-llengua-i-et-dire-que-menges-4062/

lunes, 7 de enero de 2013

Cómo tu pan Puede estar matándote

Cuando uno oye hablar de las enormes ventajas de consumir pan integral puede caer en la tentación de preguntarse ¿qué tiene de malo el pan blanco? La respuesta es ¡todo! El pan es conocido desde antes de que apareciese nuestra civilización. El hombre molía el trigo entre piedras para obtener primeramente la harina. Esos granos molidos eran mezclados con levadura (algo que está vivo, y no algo “químico”), sal y agua para formar una masa que se dejaba fermentar hasta que “subía” como resultado del dióxido de carbono que se produce por acción de la levadura. A continuación se horneaba para formar el pan. Esto es pan. El engrudo almidonado que compramos en las modernas panaderías o en bolsas de plástico no es verdadero pan, y éticamente hablando es una atrocidad llamar pan a algo que nutre tan poco y causa tantos problemas.

Un grano de trigo está compuesto por tres partes: el germen de trigo donde está todo el verdadero valor nutritivo, el salvado y el endosperma. Si uno quiere realmente nutrirse debe consumir las tres partes del grano en la proporción que la naturaleza los combinó. Desgraciadamente, no existe ninguna relación directa entre la inteligencia y la avaricia de los molineros y fabricantes de pan.

¿Se ha preguntado alguna vez por qué se refina la harina? Básicamente el trigo es refinado para garantizar una mayor duración, puesto que el grano íntegro contiene grasas y es susceptible de enranciamiento. Para evitar el deterioro de los granos se prescinde de las partes susceptibles de deterioración, pero no por ello menos nutritivas. El resultado final es un polvo blanco que no se enrancia pero tampoco nutre. Sólo son calorías vacías, es decir, carentes de proteínas, aceite, vitaminas y minerales. La mayor parte de los seres humanos no se han dado cuenta de este detalle, pero otros minúsculos seres sí lo hacen…
A los insectos les gusta comerse el salvado, porque su instinto les dice que es bueno para ellos, a los insectos también les gusta comerse el germen de trigo porque les nutre y les hace sanos y fuertes. Pero cabe preguntarse por qué los insectos no se comen la harina blanca… Sencillamente, porque no hay suficiente valor nutritivo en una tonelada de harina blanca para mantener vivo a un pequeño insecto. Una dieta basada en pan hecho con harina blanca que no puede mantener vivos ni a los insectos ni a los animales durante las pruebas de laboratorio, evidentemente tampoco puede mantener con salud a nuestros hijos.

El pan blanco y los falsos panes integrales

(elaborados con harina blanca y algo de salvado, levadura artificial y productos químicos, son igual de nocivos, sin importar la marca famosa o no), contienen varias de las siguientes sustancias químicas: yeso blanco, monoglicéridos y diglicéridos, estearoil-2-lactilato de sodio, azodicarbonamida, ácido tartárico, diacetilo, glicol propileno, musgo de Irlanda, harina de arroz, almidón de papa, soya molida (residuos de la extracción del aceite), dióxido de cloro, harina de pescado, harina de huesos, lactato, de calcio, fosfato de amonio, bromato de calcio, azodicarbonamida, polisorbato 60 y, por supuesto, mucha sal…
¿Cree que todo esto se añade pensando en su salud? Hay que ser muy tonto para creer tal cosa. El yeso blanco, llamado sulfato de calcio, no es añadido para quitar las grietas de su estómago, sino para que sea más fácil amasar hornadas de masa de 250 kg en máquinas gigantescas

La lista de venenos continúa. ¿Había pensado alguna vez que las levaduras químicas que han sustituído a la levadura natural viva están compuestas de cosas tan sospechosas como el bromato de potasio, ALUMINIO, cloruro de amonio, tartrato, cloruro de amilasa, etc. ? ¿Sabía que el blanqueador usado para purificar las harinas, DIÓXIDO DE CLORO, puede matar la flora intestinal y es utilizado también en los detergentes? Todo el mundo busca que el pan esté “fresco”, sin saber que para lograrlo los industriales le añaden otra sustancia tóxica: etileno. Desde luego usted no leera el nombre de esta porquería en la etiqueta sino a los sumo “emulsificante”.

También está el glicol propileno. Esta sustancia mantiene el color del pan, para que no se decolore mientras espera a que usted lo compre. El glicol propileno tiene otro uso: como anticongelante. Se ha comprobado en animales que produce una terrible depresión.
Los panes envasados y que han de permanecer mucho tiempo en una estantería sin llenarse de moho (es decir, sin permitir que se desarrolle la vida) están tratados con numerosos ingredientes para matar bacterias. Uno de los más usuales es el propionato que tiene la particularidad de destruir las enzimas que permiten al organismo asimilar el calcio. Otro compuesto químico utilizado para “mejorar” la apariencia del pan aunque haya sido elaborado con harinas de muy baja calidad es el persulfato, un compuesto químico usado también para niquelar metales, y que tiene la curiosa propiedad de destruir las pocas vitaminas que pueden quedar en el pan y de convertir el calcio en cal no asimilable por el organismo humano.

Quizás haya oído hablar del pan “enriquecido”. Créame, se trata tan sólo de otra tomadura de pelo; al pan blanco se le quitan más de 22 nutrientes al refinarlo y se le añaden 4 ó 5 en forma de vitaminas y minerales inorgánicos, pero nada de esto hace que se parezca al verdadero pan y sigue sin hacer ningún bien al cuerpo y sí mucho de malo.

La única solución al problema del pan es comer pan de verdad.