Una verdad incómoda es un proyecto de Al Gore, el que
fuera candidato a la presidencia de los Estados Unidos y que
anteriormente trabajó estudiando datos que confirmaran el cambio
climático.
sábado, 12 de enero de 2013
viernes, 11 de enero de 2013
Enséñame la lengua y te diré que comes

Sea como sea, la clave de todo es la alimentación. "Me encuentro muchos padres que me cuentan que los niños no quieren comer verdura. Y yo les digo que la necesitan y, por tanto, la tienen que comer. En este sentido, el cocinero Joan Roca, padre del Marco, de 14 años, y de la Marina, de 7 años, comenta que a él también le costó que sus hijos comieran verduras, pero ha encontrado una estrategia para atrevieran a probarla y, finalmente, comerla. "Preparamos conjuntamente la cena. Y a ellos siempre les encargo alguna tarea importante para que podamos cenar. O bien pelar patatas. O bien pelar zanahorias. O limpiar la lechuga. incluso remover la cazuela ". El caso es implicarlos.
Además, el cocinero, galardonado con tres estrellas Michelin, también recomienda que los padres hagan con las criaturas todo el proceso: primero que vayan al mercado, Joan Roca va los sábados por la mañana con sus hijos, y luego llevar toda la compra juntos en casa. "Al mismo mercado de Girona, me he encontrado que es acaba atrayendo alguna fruta o alguna verdura que, en casa, no habían querido probar".
Por su parte, la cocinera Carme Ruscalleda explica trucos para que los niños coman pan con tomate, "que a veces me encuentro que no les gusta, cuando la combinación del pan con el tomate es sanísimo". El truco consiste en que ellos mismos lo preparen . Que corten el tomate, que el "suquin" por encima de la rebanada de pan, que pongan el aceite, "en forma de círculos, y que, mientras lo hagan, que vayan diciendo lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado y domingo ". Si los niños manipulan los alimentos, se les acabarán llevando a la boca. Comenzar con el pan con tomate es un buen primer paso.
Fuente: http://www.etselquemenges.cat/fills/ensenyam-la-llengua-i-et-dire-que-menges-4062/
lunes, 7 de enero de 2013
Cómo tu pan Puede estar matándote
Cuando uno oye hablar de las enormes ventajas de consumir pan integral puede caer en la tentación de preguntarse ¿qué tiene de malo el pan blanco? La respuesta es ¡todo! El pan es conocido desde antes de que apareciese nuestra civilización. El hombre molía el trigo entre piedras para obtener primeramente la harina. Esos granos molidos eran mezclados con levadura (algo que está vivo, y no algo “químico”), sal y agua para formar una masa que se dejaba fermentar hasta que “subía” como resultado del dióxido de carbono que se produce por acción de la levadura. A continuación se horneaba para formar el pan. Esto es pan. El engrudo almidonado que compramos en las modernas panaderías o en bolsas de plástico no es verdadero pan, y éticamente hablando es una atrocidad llamar pan a algo que nutre tan poco y causa tantos problemas.
Un grano de trigo está compuesto por tres partes: el germen de trigo donde está todo el verdadero valor nutritivo, el salvado y el endosperma. Si uno quiere realmente nutrirse debe consumir las tres partes del grano en la proporción que la naturaleza los combinó. Desgraciadamente, no existe ninguna relación directa entre la inteligencia y la avaricia de los molineros y fabricantes de pan.
¿Se ha preguntado alguna vez por qué se refina la harina? Básicamente el trigo es refinado para garantizar una mayor duración, puesto que el grano íntegro contiene grasas y es susceptible de enranciamiento. Para evitar el deterioro de los granos se prescinde de las partes susceptibles de deterioración, pero no por ello menos nutritivas. El resultado final es un polvo blanco que no se enrancia pero tampoco nutre. Sólo son calorías vacías, es decir, carentes de proteínas, aceite, vitaminas y minerales. La mayor parte de los seres humanos no se han dado cuenta de este detalle, pero otros minúsculos seres sí lo hacen…
A los insectos les gusta comerse el salvado, porque su instinto les dice que es bueno para ellos, a los insectos también les gusta comerse el germen de trigo porque les nutre y les hace sanos y fuertes. Pero cabe preguntarse por qué los insectos no se comen la harina blanca… Sencillamente, porque no hay suficiente valor nutritivo en una tonelada de harina blanca para mantener vivo a un pequeño insecto. Una dieta basada en pan hecho con harina blanca que no puede mantener vivos ni a los insectos ni a los animales durante las pruebas de laboratorio, evidentemente tampoco puede mantener con salud a nuestros hijos.
El pan blanco y los falsos panes integrales
(elaborados con harina blanca y algo de salvado, levadura artificial y productos químicos, son igual de nocivos, sin importar la marca famosa o no), contienen varias de las siguientes sustancias químicas: yeso blanco, monoglicéridos y diglicéridos, estearoil-2-lactilato de sodio, azodicarbonamida, ácido tartárico, diacetilo, glicol propileno, musgo de Irlanda, harina de arroz, almidón de papa, soya molida (residuos de la extracción del aceite), dióxido de cloro, harina de pescado, harina de huesos, lactato, de calcio, fosfato de amonio, bromato de calcio, azodicarbonamida, polisorbato 60 y, por supuesto, mucha sal…
¿Cree que todo esto se añade pensando en su salud? Hay que ser muy tonto para creer tal cosa. El yeso blanco, llamado sulfato de calcio, no es añadido para quitar las grietas de su estómago, sino para que sea más fácil amasar hornadas de masa de 250 kg en máquinas gigantescas

También está el glicol propileno. Esta sustancia mantiene el color del pan, para que no se decolore mientras espera a que usted lo compre. El glicol propileno tiene otro uso: como anticongelante. Se ha comprobado en animales que produce una terrible depresión.
Los panes envasados y que han de permanecer mucho tiempo en una estantería sin llenarse de moho (es decir, sin permitir que se desarrolle la vida) están tratados con numerosos ingredientes para matar bacterias. Uno de los más usuales es el propionato que tiene la particularidad de destruir las enzimas que permiten al organismo asimilar el calcio. Otro compuesto químico utilizado para “mejorar” la apariencia del pan aunque haya sido elaborado con harinas de muy baja calidad es el persulfato, un compuesto químico usado también para niquelar metales, y que tiene la curiosa propiedad de destruir las pocas vitaminas que pueden quedar en el pan y de convertir el calcio en cal no asimilable por el organismo humano.
Quizás haya oído hablar del pan “enriquecido”. Créame, se trata tan sólo de otra tomadura de pelo; al pan blanco se le quitan más de 22 nutrientes al refinarlo y se le añaden 4 ó 5 en forma de vitaminas y minerales inorgánicos, pero nada de esto hace que se parezca al verdadero pan y sigue sin hacer ningún bien al cuerpo y sí mucho de malo.
La única solución al problema del pan es comer pan de verdad.
Fuente: La caja de Pandora
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